¿Por
qué damos tanta importancia a un trozo de tela de colores? ¿Por qué le
dedicamos poemas y canciones? ¿Por qué incluso lo protegemos con leyes y normas
varias? ¿Por qué alguien puede ser castigado por ultrajarlo u ofenderlo? ¿Por
qué hemos llegado a pensar que un trozo de tela puede ser ultrajado u ofendido?
Vale.
De acuerdo. Las banderas son una forma sencilla de representar un país. Pero de
ahí a pensar que no solo representan un país sino que son ese país, hay un
largo trecho. Que la bandera de España sea España o que la bandera de Estados
Unidos sea Estados Unidos no parece lógico, ¿verdad? ¡Si no es más que un trozo
de tela! Sin embargo, en realidad, así es cómo la consideramos. No hay más que
ver cómo unos, las autoridades del país, hacen esfuerzos para protegerla y
otros, los enemigos del país, hacen esfuerzos para denigrarla. Unos redactan
leyes que establecen protocolos de utilización y sanciones (“las ofensas o ultrajes de palabra, por
escrito o de hecho […] se castigarán con la pena de multa de siete a doce meses”);
otros se manifiestan contra ella y la pisotean, la queman, la escupen, se mean
encima…
El
hijo de un vecino mío era forofo a muerte del Real Madrid Club de Fútbol. Era
tan forofo que, además de lucir toda la parafernalia propia de los forofos
(camisetas, gorras, pantalones, medias, zapatillas, pósteres, etcétera), dormía
entre sábanas del Real Madrid, se secaba con toallas del Real Madrid e,
incluso, se ponía ropa interior del Real Madrid. Ninguna autoridad del Real
Madrid le llamó nunca la atención por usar sábanas, toallas y calzoncillos con
los colores del Real Madrid. ¿Ocurriría lo mismo si tuvieran los colores de la
bandera de España?
Imaginemos
que uno tiene incontinencia urinaria nocturna y se orina en las sábanas con la
bandera de España: ¿ha cometido un delito de ultraje a la bandera? Si uno está
un poco pachucho de las tripas y, digámoslo así, tiene un accidente diarreico
en los calzoncillos con la bandera de España, ¿ha cometiendo una ofensa a la
bandera? Si, después, ese mismo uno se lava y, digámoslo con todas las letras,
se limpia el culo con una toalla con la bandera de España, ¿merece ser
condenado por ello?
Señores:
¡que no es más que un trozo de tela! Más grande o más pequeño, más colorido o
menos colorido, pero un trozo de tela al fin y al cabo… igual que los trapos.