¿Por
qué, desde hace ya bastante tiempo, el Partido Socialista Obrero Español no se
define como un partido de izquierdas sino de centroizquierda? ¿Por qué el
Partido Popular no se define como de derechas sino de centroderecha? ¿Por qué,
cuando apareció, Podemos se definió como un partido transversal, ni de derechas
ni de izquierda? ¿Por qué todos los partidos políticos parece que terminan por
abandonar sus posiciones ideológicas iniciales para ir desplazándose poco a
poco al centro?
El
otro día me hicieron una encuesta por teléfono. Me preguntaron un montón de
cosas sobre mi percepción de la situación económica general y de la mía y de mi
familia en particular. También sobre cuál pensaba yo que sería la situación
dentro de seis meses. No recuerdo el nombre de la empresa que hacía la encuesta
ni tampoco el de la mujer que me hacía las preguntas, que, dicho sea de paso,
se limitaba a leer el cuestionario que tenía delante y a recoger mis
respuestas. Y, cuando yo dudaba o no entendía bien lo que me preguntaba,
intentaba resolver la cuestión echando mano, me imagino, de los argumentos que
seguramente tenía escritos también en el cuestionario.
Al
final, me hizo unas cuantas preguntas que tenían que ver con mi perfil, como lo
llaman en esos ámbitos estadísticos: edad, situación laboral, situación
familiar, nivel de ingresos, que si era propietario de la vivienda, que si
pagaba hipoteca, que si tenía coche… Nada del otro mundo, vaya, hasta que me
preguntó por mi orientación política. Al principio me sorprendió, porque nunca
antes me habían preguntado directamente por eso, pero, puestos a desvelar
intimidades como estaba haciendo, una más ya me daba igual. Así que me dispuse
a contestar… pero la forma en que me había hecho la pregunta se las traía. Era
algo similar a esto:
—
En una escala de 1 a 10, en la que 1 es la izquierda y 10, la derecha, ¿dónde
se sitúa usted ideológicamente?
Me
quedé un poco desconcertado, la verdad, dubitativo. Ella lo notó y,
pretendiendo echarme una mano, añadió:
—
El 1 sería comunistas, anarquistas…
Me
quedé todavía más desconcertado porque, si el 1 era para comunistas y
anarquistas, ¿dónde se sitúan aquellas ideologías que propugnan la revolución y
el enfrentamiento armado directo con el Estado?, por poner un ejemplo. ¿En el
-1? Contesté lo que me pareció más adecuado intentando ser coherente conmigo
mismo… y ahí terminó la entrevista.
Luego,
a toro pasado, me dije a mí mismo que había perdido una gran oportunidad de
aclararme de una vez por todas en este asunto de la política, que debía haberle
pedido a mi interlocutora telefónica la ideología que correspondía a cada
número. Así habría podido salir de ese sinvivir en el que me tiene esta
política nuestra. Estoy exagerando, claro. Esta política nuestra… Bueno, dejémoslo
así.
Seguro
que me habría divertido un rato, porque, siguiendo nuestro panorama político
nacional, si el 1 es el saco en el que están comunistas y anarquistas juntos y
revueltos, ¡creo que me sobran números! Probemos a ver: 2, independentistas; 3,
podemistas; 4, socialistas; 5, ciudadanistas; 6, nacionalistas e
independentistas de derecha; 7, conservadores pepeístas; 8… Bueno, bueno. Pues
sí parece probable resumir el arco político ideológico español en 10 números:
introducimos algunas matizaciones entre socialistas y socialdemócratas, también
entre conservadores y liberales, añadimos a los fascistas en el 10… y creo que
ya lo tenemos.
Claro
que esta es una percepción: la mía. Quizá tú tengas otra diferente, y mi
vecino, otra distinta. Pero nuestras opiniones aquí no tienen importancia.
Deberíamos preguntarles a los políticos. ¿Crees tú que ellos se situarían a sí
mismos más o menos en los números que yo he indicado? ¿O dirían, todos, que su
número está entre el 5 y el 6, justo en el medio? ¿Qué opinas? Se admiten
apuestas.