¿Por qué?

¿Por qué?

lunes, 1 de mayo de 2017

Todo lo demás no importa

¿Por qué nos preocupamos tanto por tantas cosas? ¿Por qué nos lo tomamos todo tan a pecho? ¿Por qué no somos capaces de discernir lo importante de lo superfluo? ¿Por qué gastamos tantas energías en nimiedades? ¿Por qué no las reservamos para lo que realmente importa? ¿Por qué no hacemos por vivir mejor?


El salía de casa y ella le dijo: “Tú, ¡ten cuidado! Todo lo demás no importa”.

El salía de casa para ir al trabajo, como cada día, con la bicicleta. Y, como cada día, ella le dijo “¡Ten cuidado!”. Se lo dice siempre. Incluso va hasta la puerta para despedirlo. Ya se lo decía cuando, de joven, y de no tan joven, los domingos por la mañana salía con la peña ciclista por las carreteras. Nunca le ha gustado que se mueva en bici: ni antes, por las carreteras, ni ahora, por las calles de la ciudad.

Ella no va a trabajar, no trabaja desde hace tiempo, es pensionista, por su discapacidad, fruto de una enfermedad neurológica incurable y progresiva. De hecho, están terminando de arreglar una vivienda para adecuarla a las necesidades de ella cuando, cuando pase algún tiempo, ya no pueda moverse como ahora y tenga que utilizar la silla de ruedas también en casa. La finalización de la obra les da algunos dolores de cabeza: fallos que ya no hay forma de arreglar, errores de bulto que influyen en el presupuesto…; incompetencia, en suma. Además, no acaba de avanzar como debería el asunto de la accesibilidad a la vivienda: los presupuesto que han pedido tardan en llegar, la comunidad de propietarios no está por la labor de facilitarles la tarea… Y, para más inri, la perrita lleva una temporada larga no demasiado bien: con problemas neurológicos o, quizás, cardiacos, no se sabe bien.

En definitiva, que habían estado hablando de todo ello nada más despertarse y él se había angustiado por tener tantos frentes abiertos y no ser capaz de irlos cerrando.

Él salía de casa y ella le dijo: “Tú, ¡ten cuidado! Todo lo demás no importa”.

Y le entró una paz, una tranquilidad: se le disiparon todas las preocupaciones, se le diluyeron todos los malos rollos, toda la angustia. Si ella, que tiene lo que tiene, es capaz de preocuparse tanto por él como para decir que “Todo lo demás no importa”, realmente es que no debe de importar tanto, ¿no te parece?

Pararse un segundo y mirar las cosas desde otra perspectiva es mano de santo.

1 comentario: