¿Por qué?

¿Por qué?

jueves, 16 de febrero de 2017

Una fiesta nacional… fallida

¿Por qué la forma de celebrar la fiesta nacional en España es con un desfile militar? ¿Por qué lo militar tiene que acaparar el protagonismo ese día? ¿Por qué esa manía de identificar lo militar con lo nacional? ¿Por qué no celebrarla con festejos de otro tipo? ¿Por qué no optar por desmilitarizarla?


La Fiesta Nacional de España —así con mayúsculas por todas partes— se celebra el 12 de octubre. No lo digo yo, lo dice la legislación. Sí, has leído bien: ¡la fiesta nacional está regulada por ley! Lo que no debe de estar regulado por ley es la forma de celebrar dicha fiesta… que es por donde la cosa empieza a fallar.

Dejando de lado a los políticos, que se mueven por razones muchas veces incomprensibles para los humanos normales, hay personas que no se sienten cómodas con la fiesta debido, principalmente, a las celebraciones y festejos que la rodean. La verdad es que la forma de celebrarla en la actualidad se parece demasiado a lo que se hacía en épocas anteriores: mucha presencia militar y poca presencia civil. ¿Quién ha decidido que la mejor forma de celebrar la fiesta nacional es con un desfile militar? Sacar a soldados, tanques, aviones y armamento vario a la calle, aunque sea en orden y con mucho colorido, no es forma

Habrá quien diga que los militares son funcionarios públicos que sirven a España y que es lógico que tengan presencia en la fiesta de España. Pero también sirven a España otros funcionarios públicos, no solo los militares. Existen funcionarios públicos en la enseñanza, en la sanidad, en la administración de justicia, en la hacienda pública… Y no veo que se prepare ningún desfile con ellos. No estaría mal, ¿verdad? Funcionarios de todo pelaje desfilando —o, mejor, paseando— por la avenida principal de la capital y recibiendo la admiración y el aplauso de los demás ciudadanos. ¿Qué te parece? O si no, alguna celebración paralela específica para esos funcionarios no-militares, que son muchos más que los militares. Algo se podrían inventar las autoridades para que no se quedaran al margen, como es el caso actualmente, ¿no crees?

Se le hace un flaco favor a la fiesta nacional envolviéndola casi exclusivamente en ropajes militares. A nadie debería extrañar, pues, que mucha gente se identifique más con aquello que canta Paco Ibáñez en ‘La mala reputación’:
Cuando la fiesta nacional
Yo me quedo en la cama igual,
Que la música militar
Nunca me supo levantar.

… que viene a ser la traducción al español de aquello que cantaba Georges Brassens en ‘La mauvaise réputation’:
Le jour du Quatorze Juillet
Je reste dans mon lit douillet
La musique qui marche au pas
Cela ne me regarde pas

¿Fiesta y música? Sí… pero no militar. ¿Estamos?

miércoles, 1 de febrero de 2017

Ciclistas prepotentes

¿Por qué te paras encima del paso de peatones impidiéndome pasar? ¿Por qué vas por la acera tan deprisa como si fueras por la calle y me obligas a apartarme? ¿Por qué respetas tan poco a los peatones? ¿Por qué te comportas así?


El refrán aquel de "el pez grande se come al chico" es una verdad como un templo… también en lo que respecta al tráfico en las ciudades: autocares, autobuses y camionetas —y los pocos camiones que se aventuran por las calles de la gran ciudad— imponen su grandiosidad a coches, motos y bicicletas; los coches se imponen a las motos y a las bicicletas, y todos juntos se imponen, como no, a los peatones. Tenga razón o no, el grande pisotea al chico. Estén las normas de tráfico a su favor o no, el grande aplasta al chico. Pero eso no quiere decir que el chico no se rebele cuando esté en su mano hacerlo, que no aproveche cualquier resquicio para darle la vuelta a la tortilla cuando pueda y devolverle la pelota al grande: los peatones cruzan las calles no solo por los pasos de peatones establecidos; las motos y las bicicletas adelantan a los coches parados en los semáforos y se ponen delante de ellos, por poner solo un par de ejemplos. Muchas de estas acciones no son normativas, no están amparadas por la norma, pero la costumbre las está volviendo normales.

Hoy quiero hablar de las bicicletas; bueno, de los 'biciclistas', mejor dicho, que las bicicletas no tienen ninguna culpa ellas. Hace ya algún tiempo que se han puesto de moda para desplazarse por la ciudad. Es más, en muchas ciudades incluso existe un servicio público de bicicletas a disposición de la gente. Los políticos han hecho de la bicicleta en la ciudad un símbolo de modernidad, movilidad, sostenibilidad, respeto al medioambiente... En fin, todas las grandes palabras que están de moda. Pero, al igual que ocurre desde siempre con los automovilistas, a los políticos también se les ha olvidado hacer alguna campaña de pedagogía sobre las maneras de los ciclistas, sobre cuál debe ser su comportamiento. Sí, explicarles que, aunque no se les exige aprobar un examen sobre las normas de circulación para obtener un carné que les permita conducir una bicicleta por la ciudad, eso no quiere decir que no deban saberse las normas y, lo que es más importante, aplicarlas. Sí, sí, ya sé: ni todos los conductores de coches, ni todos los motociclistas respetan todas las normas. Se ve cada cosa en las calles, ¿verdad?, que uno no se explica cómo no hay más accidentes. En fin.

Por lo que respecta a los ciclistas, creo que son pocos los que tienen consciencia de su debilidad entre los 'peces grandes' del tráfico. Si fueran conscientes de que su 'carrocería' no es capaz de resistir una abolladura, ni siquiera una mínima rozadura, sin tener que pasar por el 'taller' (léase, hospital o centro de salud), creo que actuarían de otro modo en las calles. Por eso me cuesta entender que muchos se comporten de la manera que se comportan con los peatones. Los tratan como si los peatones fueran el 'pez chico' y ellos, los ciclistas, el 'pez gordo'; es decir, repiten el mismo esquema de dominación que ellos sufren. ¿Acaso no lo ven?: como el tráfico está atascado, me subo a la acera para adelantar y que se vayan apartando los peatones; si me meto por esta calle prohibida puedo atajar el recorrido, así que me subo a la acera y, además, voy a toda mecha; como los coches están parados en el semáforo, me coloco delante del todo encima del paso de peatones para salir el primero cuando el semáforo se ponga verde... o antes si se tercia; etcétera.

Un poco más de respeto por el peatón, por favor. Ni más ni menos que el mismo respeto que los ciclistas exigimos de los conductores de coches y motociclistas. No seas prepotente. Sé amable y respetuoso. Verás cómo vives mejor. Te lo dice un ciclista que lleva 14 años montando en bicicleta por la gran ciudad y que ha circulado sin carriles bici, sin ciclocarriles, sin calles a 30 km/h, sin aceras bici... y, muchas veces, sin el respeto de los demás usuarios de la vía.

Simplemente, hazte una pregunta: ¿por qué te mueves en bici?